Artículo
Nº 150 de nuestro Segundo Libro
Escrito el año 2.012.
Ruiz Bonilla Edgar y Ruiz
Botello Edgar. “Noreste de Bolivia: Río Iténez y Serranía de San Simón”.
Artículo en el matutino “El Diario” del 28 de febrero de 2.012. Suplemento
Nuevos Horizontes. Páginas 1, 4, 5 y 6. La Paz-Bolivia-Sudamérica.
Noreste de Bolivia :
Río Iténez y Serranía de San Simón
Autores: Ing. Geólogo Edgar Ruiz Botello y Dr. Edgar
Ruiz Bonilla.
Edición y revisión: Egresado de Psicología William Marcelo
Ruiz Botello y Egresado de Derecho Marwin Eduardo Ruiz Botello.
a) RÍO ITÉNEZ:
GENERALIDADES:
El
río Iténez es el límite natural o arcifinio entre el Estado Plurinacional de
Bolivia (Provincia Iténez-Departamento del Beni) y la República Federativa del
Brasil. Es un río navegable con una longitud aproximada de 1.000 Km. Los
brasileños lo denominan río Guaporé. Sus nacientes se encuentran en la Serranía
de Paucerna (Bolivia) y en la Serranía Dos Parecís (Mato Grosso-Brasil) y
desemboca en el río Mamoré, cerca a los 12º de latitud sud y 65º de longitud
oeste. En el tramo que hace de frontera, su ancho máximo aproximado es de 800
metros y el mínimo de 200 metros. Es un río verdaderamente hermoso de aguas
cristalinas, en cuyas riberas se halla la selva amazónica.
Al río Iténez, se puede llegar mediante el trayecto La
Paz-Santa Cruz y de esta ciudad por vía aérea hasta Remanso o también La
Paz-Magdalena-Remanso. Otra alternativa es partir desde la ciudad de Santa Cruz
por un camino carretero de segundo orden pasando por San José de Chiquitos-San
Ignacio de Velasco-Remanso (cerca a 500 km.). También se puede arribar por vía
aérea mediante líneas comerciales, desde la ciudad de La Paz hasta la población
de Guayaramerín (Bolivia) y de esta localidad, cruzar el río Mamoré hasta
Guajaramirin (Brasil), donde se toma un transporte naval de la “Empresa de
Servicio Fluvial del Guaporé”, que tiene grandes embarcaciones con
“albarengas”. El viaje Guajarimirin-Remanso dura 5 días y noches, este servicio
es quincenal, este recorrido se realiza por el río Mamoré y luego por el río
Iténez y se atraviesa la “cachuela” del “Fuerte Príncipe da Beira” que está
formada por rocas del precámbrico. La travesía de la “cachuela” es realizada
por personal especializado (prácticos), que conocen bien el canal principal.
Este lugar otrora fue un fuerte militar portugués, quedando como evidencia
construcciones y varios cañones. Además existe un zoológico y un pelotón del
ejército brasileño y en sus cercanías es sumamente interesante ver el descenso
de hidroaviones (catalinas). Posteriormente en su itinerario la embarcación de
la empresa brasileña encosta en poblaciones bolivianas y brasileñas, arribando
a Paul de Oleo donde la
tripulación y los pasajeros son alimentados con carne de búfalo. En este lugar,
se cuenta que el pistolero boliviano Chaqui Curi asesinó a un súbdito
brasileño. Esta travesía continúa río arriba por Villanueva, Mateguá hasta las
cercanías de Remanso (o Puerto Villazón).
En el río Iténez se presenta la isla boliviana de San
Simón, ubicada entre los ríos San Simón e Iténez; tiene una superficie aproximada de 400 kilómetros cuadrados,
siendo una de las más grandes del río. En las orillas del río San Simón se
presentan varios caseríos, los cuales están comunicados a la población de
Versalles que además tiene un puesto militar de la Armada Boliviana (Fuerza
Naval). El río San Simón recibe las aguas del río Negro que es navegable por
embarcaciones pequeñas hasta El Carmen.
CLIMA, FLORA Y
FAUNA:
El clima de la zona del río Iténez es subtropical de bosque húmedo.
Durante el invierno son comunes los “surazos” (corrientes frías provenientes
del Polo Sur), que se manifiestan a partir del 3 de mayo con el “Surazo de la
Cruz”, alcanzando temperaturas muy bajas que inclusive interrumpen las labores
escolares, ya que los alumnos visten ropa escasa y muy delgada. Los lugareños
denominan a estas corrientes como “surazos mata viejas”. Durante el verano las
temperaturas son muy altas.
El suelo es de color rojo debido a la laterización del mismo.
Las viviendas son de una planta, bien aireadas, con paredes de greda
(arcilla) que mantienen las habitaciones muy frescas; los pisos están bien
compactados; los techos son de hojas de palmeras. Existen otras construcciones
sobre “horcones” (soportes) estando las casas a cierta altura del suelo para
protegerse de los animales y de las inundaciones.
En ciertas zonas húmedas se presentan “sartenejales” que son ricos en
arcillas caoliníticas.
Después del verano lluvioso (mes de marzo), las zonas inundadas
empiezan a bajar el nivel de las aguas, dejando en ciertos tramos como saldo a
los “curiches”.
En la zona, la vegetación es exuberante, con la presencia de vegetación
amazónica, maderas finas y palmeras exóticas, como la especie asahí, de cuyos
frutos se extrae un jugo bastante nutritivo y que es de carácter afrodisiaco.
También se presentan árboles de siringa y castaña que no son comercializados
como en los ríos Mamoré y Madera.
El río Iténez atraviesa la selva amazónica en cuyo interior se hallan
diversos animales amazónicos, destacándose los jaguares, chanchos de tropa,
antas (tapir), venados (llamados huaso y urinas), capibara (denominada
carpicho), tortugas (llamadas petas), bufeos o delfines de río, lagartos,
variedad de monos, hermosas parabas de diferentes colores, patos silvestres,
mutún, etc. Entre las víboras se tiene a la famosa pucarara, la yoperojobobo y
la sicurí (boa). El río Iténez es rico en peces y lagartos, así se tiene al
pacú, dorado, bagres, etc.; arácnidos como las arañas, alacranes, escorpiones,
avispas (petos), tábanos y hormigas, siendo notable la “tucandera” cuya
picadura puede matar a un niño y adormecer a una persona mayor. Los cazadores
utilizan como antídoto el “específico pesoa”. En la primavera y el verano se
pueden apreciar infinidad de aves bellísimas donde sobresalen las garzas.
Como curiosidades podemos citar que en las cercanías de Mateguá existe
la Laguna Tanguinha donde se presentan delfines de río (bufeos colorados o
“chocos”). Así también, un cazador mata a un
buitre (sucha) cuya carne sirve de carnada para la pesca de pirañas o palometas
de colores rojo o azul, las cuales se utilizan para preparar una sopa (“sudao”)
que se sirve con arroz.
GEOLOGÍA:
En las cercanías del puesto militar de Mateguá, se tienen los cerros
Tanguinha, Oriente y San Rafael con afloramientos de rocas precámbricas que
presentan radioactividad debida a la presencia de K-40 (isótopo Nº 40 del
potasio). Desde Puerto Raúl se puede arribar por el arroyo Riflero, donde
abundan los ambaibos, hasta las cercanías del cerro San Rafael. Además en las
cercanías de Mateguá, se presentan las lagunas Leche y Azul, existiendo
versiones que en esta última existen piedras semipreciosas, aspecto que el
autor senior no constató. A pocos kilómetros de Versalles también se tiene la
Laguna Verde, rodeada de palmas reales; esta Laguna puede ser muy bien
aprovechada para el ecoturismo, construyendo en Versalles una pista para
avionetas.
POBLACIONES Y
COSTUMBRES:
En la orilla o “banda” boliviana del río Iténez, tenemos
como se dijo anteriormente, principalmente las poblaciones de Versalles,
Villanueva, Mateguá, Puerto Raúl, Remanso (o Puerto Villazón) y Puerto Cafetal,
con la presencia de miembros de la Armada Boliviana (Fuerza Naval). Cabe
recalcar, que en la población de Remanso existe una pista de aterrizaje para
aviones medianos, la cual sirvió en los años 1.973 y 1.974 para acarrear
material de construcción en los aviones C-47 del TAM, para la edificación de
una propiedad del industrial azucarero Ramón Darío Gutiérrez. En la margen
brasileña tenemos las poblaciones de Fuerte Príncipe da Beira, Costa Marques,
Piedras Negras, Larangueira y otras. Larangueira otrora era un centro
leprosario.
Por la carencia de caminos carreteros, la mayoría de los pobladores
bolivianos en el río Iténez, son expertos en la natación, en el manejo de canoas
y en la caza y pesca. Así para cazar un jaguar realizan una senda, la cual la
limpian completamente, al fondo cuelgan carne y en la base una trampa; el
jaguar curioso avanza por la senda limpia, es atrapado en la trampa y luego
victimado. En la Bahía de Tanguinha, los lugareños colocan anzuelos con varias
puntas (espinel) y utilizan como carnada frutas (marmelada) las cuales colocan
en la noche, obteniendo al día siguiente los peces. En los puertos de
Versalles, Mateguá y Cafetal existen marineros de la Armada Boliviana (Fuerza
Naval), la mayoría provenientes del Altiplano, los cuales aprenden a nadar,
manejar machete (trazado), cuya aclimatación se les hace difícil por las
picaduras de los insectos con las consecuentes “karachas” y “puchichis” debido
a la inflamación de las heridas. Los marineros del occidente boliviano aprenden
a nadar en las “correderas” del río.
Cuando el agua desciende, en las playas aparecen las tortugas
(tatarugas) para poner sus huevos en las arenas y los lugareños las atrapan volteándolas
y así extraen su grasa que sirve para preparar alimentos. Los niños
(peladingos) acostumbran nadar desnudos y muchas veces tienen que salir del
agua en forma apresurada ante la presencia de los “candiruces” (pececillos que
se introducen en el ano).
Es imprescindible
acompañar las comidas con “farinha” o “chivé” (harína de yuca), el cual también
se utiliza como fiambre (tapeque) y para preparar refrescos. Por otro lado, se
acostumbra cocinar las carnes (anta, peces y otros) a la “chapapa” (especie de
parrilla).
Existen
comerciantes (marreteros) que navegan en pequeñas embarcaciones a lo largo del
río Iténez, comprando, vendiendo o haciendo trueque de productos y solamente
circula la moneda brasileña.
Los pobladores de Tanguinha, Villanueva y Versalles, principalmente se
dedican al cultivo de arroz, yuca, árboles frutales, la caza y pesca. Así en
cierta ocasión en Versalles, intercambiaron su producción de arroz por alcohol
(cachaza) y bebieron de casa en casa, desde carnavales hasta Semana Santa,
hasta que intervinieron las autoridades para cortar el jolgorio y a los
reincidentes los colocaron al “cepo”, con la paradoja de que en el mes de
noviembre estaban comprando arroz. La gente del Iténez, en las fiestas es muy
alegre y bailan al ritmo de música brasileña y taquiraris, sucintándose en
ciertos casos peleas o riñas con los brasileños, los cuales en la parte de
atrás de la cintura, debidamente disimulada, tienen la “faca” o cuchillo que
luego de herir a personas, escapan a la banda brasileña. Los habitantes fuman
utilizando mazos de tabaco. El tabaco picado del mazo, se lo coloca en un
recipiente, se lo calienta, el producto obtenido se lía en papel (“papelinho”),
se prepara el cigarrillo con la lengua y se cierra con saliva similar a los
“cow boys”. Este consumo es muy barato comparado con los cigarrillos corrientes
que se consumen rápidamente por la gran presencia de oxígeno.
La mayoría de la juventud a temprana edad, va a prestar su servicio
militar y rara vez regresa a su hogar. Por la carencia de transporte gran parte
de los moradores tienen hernia inguinal por acarrear productos pesados.
Los moradores brasileños son muy católicos y no es de extrañar ver
caravanas de embarcaciones con fieles, que van cantando por el río.
Es necesario
mencionar que la educación de los niños es muy precaria. No existen ya
pobladores autóctonos, la mayoría ha sufrido un mestizaje y no era de extrañar
ver muchachas bonitas pero analfabetas.
Los pobladores de las orillas de la margen boliviana del río Iténez
entienden el portugués y se expresan con su típico acento oriental, con sus
aumentativos terminados en “ango” y diminutivos en “ingo” con expresiones como
“la peladinga es lindonga”, etc. y acostumbran saludar en la mañana con la
expresión “¿cómo amaneció usted?” y después de una farra con el modismo “¿cómo
anda la resaca?”, también se utilizan las peculiaridades: “viera usted” o
“viera vos”.
En la zona existe la malaria o paludismo transmitida por el insecto
“Anopheles”; otrora esta enfermedad era prevenida por el Servicio Nacional de
la Malaria (SNEM), quienes fumigaban con DDT y recomendaban el uso del
mosquitero.
Como recomendación final, es imprescindible que siquiera una vez al mes
exista una embarcación boliviana a cargo de la Armada boliviana (Fuerza Naval)
que recorra el río Iténez prestando la atención médica y de transporte. Este
servicio sería inclusive rentable.
b) SERRANÍA DE SAN SIMÓN:
Cerca de la población de Remanzo se presenta la Serranía de San Simón,
perteneciente al Cratón del Guaporé, que sobresale de la sabana beniana, con
características geomorfológicas y geológicas muy diferentes a las del río
Iténez. Existe vegetación en las orillas de los arroyos.
La población más importante de la zona es Remanso o Puerto Villazón,
desde la misma se puede llegar atravesando la Hacienda Brisas y luego por una
senda paralela al arroyo Colorado, a las vetas de cuarzo lechoso aurífero de
diferentes espesores del cerro San Simón, estas vetas son paralelas, cuya
explotación es legendaria. La Serranía en general, está constituida por
metasedimentos del Proterozoico Medio, formada por argilitas, areniscas,
cuarcitas, metagrauvacas, metaareniscas con niveles conglomerádicos en la parte
superior. El manto de importancia se presenta en la parte superior. En 1.973, la
Comisión de Energía Nuclear (COBOEN) estimó someramente una reserva de 2
millones de toneladas brutas con una ley de 2 g. Au/ton. Otras empresas dieron
otros valores.
En la Serranía de San Simón se presentan varios cerros como Desengaño,
San Antonio, Picacho y otros. De la Serranía de San Simón discurren arroyos con
gravas y arenas y algunos tienen la presencia de oro. Como dijimos
anteriormente, rodeando la Serranía de San Simón se presentan extensas sabanas
con suelos lateríticos y con estancias con ganado vacuno como Brisas, Arizona,
Las Madres, Danubio, Lourdes hasta la Serranía del Padre Eterno.
Como conclusión final, diremos que es necesaria una evaluación real del
potencial mineralógico de oro de toda la Serranía de San Simón, mediante un
trabajo sistemático y perforaciones. De acuerdo a los resultados se puede
realizar una explotación a cielo abierto (“open pit”).
lanchamon@outlook.es
www.ensayosedgarruiz.blogspot.com