Artículo Nº 140 de nuestro Segundo Libro
Escrito el año
2.011.
Ruiz
Bonilla Edgar. “Reintegración Marítima (cuarta parte)”. Artículo en el matutino “El
Diario” del 28 de junio de 2.011. Suplemento Nuevos Horizontes. Páginas 4, 5, 6
y 7. La Paz-Bolivia-Sudamérica.
Autor: Ing. Edgar Ruiz Bonilla.
Ingeniero Geólogo con especialidades en
Argentina, Francia y Alemania, ex Director a.i. del Servicio Geológico de
Bolivia. Ex Catedrático de las carreras de Ingeniería Civil de la UMSA, Escuela
Militar de Ingeniería y Univalle, Ingeniería Agronómica de la UMSA, ex Docente
de la Escuela Pedro Domingo Murillo y ex Profesor del Colegio Don Bosco de La
Paz. Investigador, Analista, Columnista y Escritor.
Edición y revisión: Egresado de Psicología William Marcelo
Ruiz Botello y Egresado de Derecho Marwin Eduardo Ruiz Botello.
- BATALLAS DE ARICA, SAN JUAN, CHORRILLOS, Y
MIRAFLORES:
Podemos resumir de
la siguiente manera:
- BATALLA DE ARICA:
Después de la
Batalla del Alto de la Alianza del 26 de Mayo de 1.880, el Ejército Chileno,
habiendo incendiado Tacna, se trasladó, para la toma de Arica y las tropas
peruanas y bolivianas del Alto de La Alianza, no retrocedieron o reforzaron
Arica, así el ejército boliviano se retiró a La Paz. A partir del 26 de mayo de
1.880, los 65 kilómetros que separan Arica de Tacna, eran un mudo testigo de
los acontecimientos posteriores. Arica estaba defendida por 1.858
hombres-héroes que estaban en el legendario Morro de Arica. Este puerto estaba
muy bien defendido por cañones situados en el Morro de Arica, cuyos ángulos de
sus cañones estaban diseñados para una defensa marítima, pero no terrestre. El
Gral. chileno Baquedano envío al My. Salvo como mensajero para pedir la
rendición de la plaza de Arica y el Cnl. Francisco Bolognesi con sus soldados,
quedando aislado y librado a su propia suerte, convocó a un Consejo de Guerra
el 28 de mayo de 1.880 con el objeto de deliberar sobre la suerte de Arica y
dio al My. Salvo una respuesta negativa. En la Junta de los defensores de
Arica, sobresalió la acción del Cnl. Alfonso Ugarte (de Iquique).
El Morro de Arica
tenía una altura de 268 metros y en su cima había una planicie natural con una
superficie de 10.000 metros cuadrados con galpones como cuarteles. Las tropas
chilenas estaban constituidas por 8.300 hombres que en número eran 4 veces
mayor a los defensores de Arica y que además tenían 2.000 hombres más que tenía
la flota chilena que bloqueaba Arica, existiendo una desproporción de armas y
efectivos.
Desde los primeros
días de junio, las tropas chilenas al mando del Gral. chileno Baquedano
asediaron Arica, habiendo empezado el 5 de junio de 1.880 con el cañoneo desde
tierra sobre Arica sin mayores consecuencias. El día domingo 6 de junio de
1.880, a las 11 de la mañana los cañones chilenos rompen una vez más su fuego
desde todos los ángulos sobre el Morro de Arica. A la 13:30 la flota chilena
empieza también su cañoneo. Dicha flota contaba con el Acorazado Cochrane, la
corbeta Magallanes, la goleta Covadonga y el Loa.
El 7 de junio de
1.880 a las 5 a.m. se inicia el verdadero Holocausto de Arica, iniciando su
marcha los regimientos chilenos hacia los fuertes peruanos, habiendo tomado “La
Ciudadela” y “El Fuerte Este”. En Arica ya no habían instructivos ni arengas,
cada cual sabía del compromiso que tenían para con el Perú y consigo mismos.
Alfonso Ugarte con una pequeña bandera peruana se inmoló arrojándose al abismo
por los empinados farallones del Morro. El comandante Francisco Bolognesi fue
alcanzado por una bala chilena cayendo mortalmente herido para ser rematado con
un culatazo destrozándole el cráneo. El ataque chileno fue demoledor. Allí
fallecieron principalmente, fuera del Cnl. Francisco Bolognesi, el Cnl. Alfonso
Ugarte, los tenientes coroneles Ricardo O´Donovan, Ramón Zavala, Armando
Blondel, Felipe de Zela, Isidoro Salazar y otros. Además los insignes
ciudadanos Juan Moore, José Inclán, Justo Arias y Mariano Bustamante. Cuando
las tropas chilenas al mando de Lagos, descendieron del Morro hacia la ciudad
de Arica se impuso la consigna: “hoy no hay prisioneros”. Algo más de cien
soldados peruanos que quedaron se refugiaron en la Catedral Provincial de Arica
y los Consulados de Inglaterra y Estados Unidos, los cuales una vez ubicados
fueron conducidos a la plaza donde fueron fusilados en las gradas de la
Catedral.
Cabe también
mencionar y aclarar, que en Arequipa había un Regimiento de 2.000 hombres al
mando del Cnl. Leyva, cuyos efectivos jamás llegaron para reforzar al ejército
aliado en el Alto de La Alianza, como también a la Batalla de Arica, cuestión
que posteriormente fue muy criticada.
- BATALLAS DE SAN JUAN, CHORRILLOS y MIRAFLORES:
Según diferentes
autores, peruanos y chilenos, posteriormente, el 19 de noviembre de 1.880, la
Primera División del Ejército Chileno (8.500 hombres) desembarcó en la Bahía de
Paracas, próximo al pequeño puerto de Pisco. Todas las fuerzas que
desembarcaron llegaron e hicieron un total de 26.500 hombres con 80 cañones y 8
ametralladoras.
Desde mayo hasta
diciembre de 1.880, los blindados chilenos que bloqueaban el Puerto del Callao,
intentaron varias veces bombardear Lima. La escuadra chilena, perdía en
septiembre el transporte Loa y la corveta “Covadonga”, que los peruanos
destruyeron mediante torpedos.
Posteriormente, el
Presidente Chileno Aníbal Pinto, para invadir Lima, ordenó dejar diez mil
hombres entre Tacna, Iquique y Antofagasta y el resto lo dispuso para invadir
la ciudad de los virreyes, Lima.
El 6 de noviembre
de 1.880, José Francisco Vergara a nombre de Aníbal Pinto convoca a un Consejo
de Guerra y se acuerda que el 14 de noviembre zarpe rumbo a Paracas la Primera
División de Villagrán que sería la avanzada del ejército invasor y con la unión
el 1º de diciembre de la 2da brigada del Cnl. José Gana, constituiría un
contingente de 12.000 hombres. El ejército chileno ocupó Pisco e Ica sin
ninguna resistencia peruana, gracias a la intransigencia del dictador peruano
Nicolás de Piérola, que concentraba en Lima todas las fuerzas peruanas. Desde
Ica parte del ejército chileno fue por tierra al mando del Cnl. Patricio Lynch
(“el príncipe rojo”) y el resto fue por mar hasta Chilca. Posteriormente se
unió con las fuerzas desembarcadas de Baquedano. El 22 de diciembre, la flota
invasora amanece ante la bahía de Chilca (70 kilómetros de Lima) y desembarca
en la caleta de Curayacu cinco millas al norte de Chilca, gracias a la
averiguación de Linch, que le informaba que no había fuerzas defensivas y así
Baquedano desembarca más al norte aprovechando una jornada de marcha. El
desembarco total (hombres, cañones y acémilas) duró 12 días. Luego Baquedano y
sus tropas ocupan el Valle de Lurín sin problemas por el cual corría un río,
donde permanecieron 20 días sin molestias. Posteriormente Baquedano ordenó la
inspección de la “Línea Peruana de Defensa de San Juan”. Así el ejército
chileno prácticamente estaba dispuesto a dar el ataque frontal frente a la
frágil Línea de San Juan. Todo el ejército peruano constaba de 25.000 hombres.
El 12 de enero de 1.881 Baquedano frente a la Línea de San Juan que era una
absurda línea de 17 kilómetros, tenía 30.000 hombres y los peruanos eran 18.000
en la Línea de San Juan. En la defensa de la Línea de San Juan habían 18.000
hombres contra 30.000 de los chilenos; en forma desconectada se encontraban
6.000 en Miraflores y 3.000 en el Callao. En la derrota de San Juan existía una
franciscana pobreza en cuanto a la artillería peruana. El 13 de enero de 1.881
las tropas peruanas recibieron el choque de las fuerzas enemigas y fueron
derrotadas. El héroe de San Juan resultó ser el peruano Miguel Iglesias.
En cuanto a la
“Batalla de Chorrillos” llevada a cabo entre el 13 y 14 de enero de 1.881, ella
no existió verdaderamente, sino que se puede hablar solo de una despiadada caza
de individuos, saqueos e incendios a cargo de los chilenos. Solamente Andrés
Cáceres y sus hombres intentan llegar a Chorrillos.
Una vez derrotada
la Línea Defensiva de San Juan y el saqueo, asesinatos e incendio de
Chorrillos, el 15 de enero de 1.881, en Miraflores se tenía una Segunda Línea
Defensiva constituida por lo más graneado de la juventud limeña reforzado por
las tropas del Callao. El 15 de enero a las 7 a.m. un grupo de Misiones
Diplomáticas establecidas en Lima, visita al Gral. Baquedano solicitándole un
armisticio. A las 14 horas el Cuerpo Diplomático se establece en Miraflores
donde entrevistó a Piérola. Empero, en ese momento, se escucharon metrallas del
ejército chileno, habiéndose retirado Piérola. En Miraflores se formó una Línea
Defensiva constituida por civiles y los dispersos de San Juan, formando 10
reductos. Además Piérola tenía 9 batallones de reserva en Vásquez, los mismos
que no dispararon ni un solo tiro ya que por orden de Piérola, fueron
desmovilizados para retornar a sus hogares. A las 5:30 huye el dictador
Piérola, mientras que la defensa de Miraflores continúa.
En contraste con la
ineficiencia de la artillería peruana, la moderna artillería chilena protegió a
los soldados de su infantería. Además la artillería naval chilena silenció en
menos de 1 hora al fuerte Alfonso Ugarte. El héroe de la “Batalla de
Miraflores” fue el Cnl. Andrés Avelino Cáceres.
Después de la “Batalla de Miraflores”, el Ejército Chileno, ingresó en
Lima, el 16 de enero de 1.881 al mando del Gral. Baquedano, el cual se apeo de
su caballo y eligió como su residencia el Palacio de los Virreyes. El resto de
la tropa se instaló en la Biblioteca Nacional, la Escuela de Ingenieros y el
Palacio de Exposición. Es de suponer que las tropas chilenas saquearon todo lo
que tenían a su alcance.
Como conclusión de
las batallas de San Juan, Chorrillos y Miraflores, podemos afirmar que el
dictador peruano Piérola no opuso ninguna resistencia al desembarco en
Curayacu, de las tropas chilenas, concretándose a la defensa de Lima.
El 22 de febrero de
1.881 un grupo de notables peruanos eligen como presidente a Francisco García
Calderón como presidente provisorio en el pueblo de Magdalena. El gobierno de
Nicolás de Piérola se encontraba en Ayacucho, sin reconocimiento, terminó
renunciando el 28 de noviembre de 1.881. Cabe mencionar, que García Calderón el
6 de noviembre de 1.881, por negarse a firmar un tratado con desmembración
territorial, es enviado como prisionero a Chile a bordo del “Cochrane”. Luego
sucedieron como presidentes peruanos: Lizardo Montero Flores, quien llevó el
Congreso a la ciudad de Arequipa hasta el 28 de octubre de 1.883. El Cnl.
Miguel Iglesias, en el norte peruano, en forma paralela, se autoproclama como
Presidente el 30 de diciembre de 1.882, accediendo en forma verbal a la cesión territorial
el 3 de mayo de 1.883. El 23 de octubre de 1.883, el Cnl. Miguel Iglesias
ingresa a Lima para instalarse en el Palacio de Gobierno.
El chileno Patricio
Linch fue el jefe militar de la ocupación de Lima, desde 1.881 a 1.884 hasta la
firma del Tratado de Ancón. Dicho Tratado fue firmado en Lima, entre Perú y
Chile, el 20 de octubre de 1.883, por Miguel Iglesias y, fue promulgado el 11
de marzo de 1.884 por el Congreso Constituyente Peruano. En el Tratado de
Ancón, se acordaba el dominio chileno sobre la Provincia de Tarapacá y la
ocupación de las provincias de Tacna y Arica por 10 años, al cabo de los mismos
debía realizarse un plebiscito para determinar la nacionalidad de éstas.
Posteriormente a este Tratado, en agosto de 1.884 los chilenos abandonan el
Perú.
lanchamon@outlook.es
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