viernes, 6 de octubre de 2017

Artículo Nº 126 de nuestro Segundo Libro

Escrito el año 2.011. 

Inédito.

Raticidas

Autor: Dr. Edgar Ruiz Botello.
Médico Cirujano, Egresado de Ingeniería Agronómica. Ex Catedrático de la carrera de Ingeniería Industrial de la UMSA. Ex Consultor de Naciones Unidas. Ex médico de las Organizaciones No Gubernamentales Visión Mundial y Compassion. Investigador, Analista, Columnista y Escritor.
Edición y revisión: Egresado de Derecho Marwin Eduardo Ruiz Botello.

Hace algunos días atrás, el autor se enteró de la muerte de un niño que había ingerido raticida creyendo que era “pito”, el cual se hallaba en una bolsa que encontró en la calle.
Hace algunos años atrás se presentó en el Altiplano un caso en el que en un velorio, se prepararon alimentos y que por la oscuridad de la noche, se colocó raticida envés de sal a los alimentos, muriendo muchas personas que habían asistido al velorio.
Asimismo se debe mencionar que, siquiera existe la presentación de dos casos mensuales, los cuales llegan a Emergencias del Hospital de Clínicas en la ciudad de La Paz, debido al intento de suicidio con ingestión de raticidas. El procedimiento que se sigue con éstos pacientes es impresionante, se introduce una sonda naso-gástrica de plástico por la nariz hasta el estómago y mediante este tubo con la ayuda de un embudo o jeringas se va introduciendo agua al estómago, posteriormente con la ayuda de la jeringa se vuelve a extraer el agua, éste procedimiento se lo repite varias veces, intentando lograrse un “lavado gástrico” tratando de eliminar el raticida ingerido. Muchos suicidas logran sobrevivir y muchos otros pasan a “mejor existencia”. Se debe señalar también que muchos suicidas que se salvan, posteriormente repiten su intento de suicidio y es que tal vez en estos casos no se sigue con el respectivo “seguimiento psicológico, psiquiátrico y social”.
Y es que existe una venta libre de este veneno, que debería ser para matar a los roedores, pero que en algunos de los casos se convierte en veneno para los seres humanos.
El comprador de los raticidas, debería tener conciencia de que tal vez esté comprando raticida para alguno de su propia familia o para sí mismo.
Por otro lado al desechar estos venenos, deberíamos tener cuidado de no botarlos a la basura sino tal vez botarlos al inodoro.
Como conclusión final, tendríamos nomas que recurrir a las antiguas trampas mecánicas para combatir a los ratones.
lanchamon@outlook.es
www.ensayosedgarruiz.blogspot.com








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