Artículo Nº 89 de nuestro
Primer Libro
Escrito el año
2.010.
Ruiz Bonilla Edgar
y Ruiz Botello Edgar. “Terremoto en Haití y la Tectónica de Placas”. Artículo en el matutino
“El Diario” del 26 de enero de 2.010. Página 2 del primer cuerpo. La
Paz-Bolivia-Sudamérica.
Ruiz Bonilla Edgar
y Ruiz Botello Edgar. “Terremoto en Haití y la Tectónica de Placas”. Fotografía en el
matutino “El Diario” del 26 de enero de 2.010. Página 2 del primer cuerpo. La
Paz-Bolivia-Sudamérica.
Terremoto en Haití y
la Tectónica de Placas
Autores:
Ing. Geólogo Edgar Ruiz Bonilla y Dr. Edgar Ruiz Botello.
Edición y revisión: Egresado de Psicología William
Marcelo Ruiz Botello y Egresado de Derecho Marwin Eduardo Ruiz Botello.
Introducción: La existencia
de terremotos, maremotos, formación de cordilleras y el vulcanismo, tienen
relación con una nueva teoría, la “Tectónica de Placas”, la misma que tuvo como
base la “Isostasia” y la “Deriva de los Continentes”. La “Tectónica de Placas”
puede proporcionar en la actualidad, una explicación lógica de la mayor parte
de los fenómenos fundamentales de la Geología y de la Geofísica.
Actualmente,
sabemos que nuestro planeta Tierra, está formado estructuralmente por un núcleo
(semejante a la pepa de un durazno), por el manto (parecida a la pulpa) y la
corteza (análoga a la cáscara). Siendo la corteza la parte más delgada y
susceptible a rupturas o fracturas, que favorecen a los fenómenos sismológicos
y vulcanológicos.
Fue en 1.912 que Alfredo
Wegener propuso al mundo científico la idea, después tan célebre, de la “Deriva
de los Continentes”. Wegener examinando la distribución de los continentes,
observó que la correspondencia entre el contorno de las costas de continentes
hoy muy alejados, era tal, que los mismos debieron formar antiguamente una sola
masa. El inmenso continente originario recibía el nombre de Pangea, mientras
que se llamaba a su parte norte Laurasia y a su parte sur Gondwana. Así América
del Sur estaba unida al África, con una perfecta concordancia de la parte este
del Brasil con la parte oeste del África y, actualmente se encuentran separados
por la “Deriva Continental”.
Los científicos que estudiaban el magnetismo terrestre, llegaron a la
conclusión de que los continentes tenían que haber sufrido efectivamente la
“Deriva” propuesta por Wegener.
La
hipótesis de Wegener fue abandonada, para posteriormente ser actualizada y, de
esta manera se asiste al comienzo de una nueva era de las ciencias de la
Tierra. Los geofísicos emprendieron entonces investigaciones paleomagnéticas en
muchos continentes. En la mayoría de los casos, se obtuvieron resultados que
estaban de acuerdo con la hipótesis de Wegener, de manera que hoy en día quedan
pocos científicos que se oponen a la “Deriva de los Continentes”.
Tectónica de Placas:
Una vez aceptada la “Isostasia” y
la “Deriva Continental”, estas ideas progresaron aún más, al considerar que la
corteza de la Tierra, la “litosfera” se dividía en 12 placas, como mosaicos
irregulares y de diferentes tamaños. Dichas placas son: Norteamericana (NA), Sudamericana
(SA), Euroasiática (EA), Indo-Australiana (IA), Cocos (C), Caribiana (CA), de
Filipinas (FI), Antártica (AN), Africana (AF), Nazca (N), del Pacífico (P) y
Arábiga (AR). Las 12 placas se
mueven libremente una con relación a la otra, de tres maneras:
- Primer caso: Una
placa se desliza pasando frente a la otra a lo largo de su borde. Este es el
caso de la famosa “Falla de San Andrés” en el oeste de Norte América. Esta
falla es una gigantesca ruptura que va a lo largo de la costa pacífica de
América del Norte, desde el Golfo de California hasta el norte de San
Francisco. Se sabe que su actividad sísmica es intensa y se ha producido
siempre y sigue produciéndose en una dirección dada. Es decir, que los
movimientos tienen su expresión en la superficie de la tierra por el movimiento
a lo largo de fallas.
- Segundo caso: Dos
placas se mueven alejándose mutuamente, tal es el caso de los lomos oceánicos,
que dan lugar a la separación de Sudamérica y África a lo largo de la dorsal
del Océano Atlántico.
- Tercer caso: Dos placas se mueven en tal forma que una se desliza
debajo de la otra, este es el tercer tipo de movimiento que tiene su acción en
las profundas trincheras oceánicas, donde el borde de una placa se mueve hacia abajo
con respecto a la otra y desaparece en el manto. Este proceso se conoce como
“subducción”, es decir que los continentes “cabalgan” sobre la placa
subyacente, este es el caso de las placas Indo-Australiana, Africana,
Euroasiática, Norteamericana, Sudamericana y de Nazca, que en este último
ejemplo dio lugar a la formación de la Cordillera de Los Andes.
Terremotos y maremotos:
Cuando existe una interacción entre dos o más placas tectónicas, producto de
esta interacción se produce un gran desprendimiento de energía, que da lugar a
los terremotos, maremotos y la formación de las cordilleras (Los Andes, Los
Alpes e Himalaya). El punto de origen de un terremoto se denomina “hipocentro”,
cuya proyección vertical en la superficie terrestre se denomina “epicentro”,
teniendo un efecto devastador en los puntos cercanos a estos, dependiendo de la
profundidad y del material que se encuentra por encima del hipocentro. Cuando
el “epicentro” se encuentra en los continentes se llama terremoto y cuando
dicho “epicentro” se halla en el mar se denomina maremoto produciéndose
tsunamis (grandes olas).
En la zona del Caribe existen las placas Caribiana y
la de Cocos, que tienen interacción con diferentes placas adyacentes, lo que
hace que la zona caribeña esté expuesta a innumerables movimientos sísmicos.
Para medir la “magnitud” de un sismo, se utiliza la
escala de Richter, que nos da el valor de la energía liberada por los
terremotos, medida con instrumentos llamados sismógrafos. La escala comprende
de 1 a 10. Cada paso ascendente representa una amplitud que es 10 veces mayor
que la del inmediato inferior. La mayoría de los sismos son de tan baja
magnitud, que los seres humanos no los detectamos. Hasta ahora no se ha medido
ningún sismo de magnitud 9, aunque se estima que pudo alcanzarse en el
terremoto de Lisboa de 1.755 y el tsunami del sudeste asiático de 2.004.
Fuera de la escala de Richter, existe la escala de
Mercalli, que mide la “intensidad” de los movimientos sísmicos y, que no se
basa en los registros sismográficos, sino en el daño efectuado en las
estructuras y en la sensación percibida por la gente. En Bolivia el
Observatorio de San Calixto registra los movimientos sísmicos.
En el transcurso del tiempo, se produjeron grandes
terremotos como ser el de Lisboa (1.531), Shaanxi-China (1.556, con 800.000
fallecidos) y tsunamis de gran importancia como el que ocurrió en diciembre de
2.004 en el sudeste asiático (Indonesia, Sri Lanka y otras regiones) con más de
200.000 fallecidos. En Bolivia sobresalen los siguientes: El de Consata
(Provincia Larecaja del departamento de La Paz) con 6,4 (1.947) y Aiquile,
Totora y Mizque (Cochabamba) con 5,9 (1.998).
El martes 12 de enero de 2.010 se produjo un terremoto
en Haití, con una magnitud de 7,3 en la escala de Richter, con un hipocentro
muy profundo, con epicentro cerca de su capital, Puerto Príncipe, con varias
réplicas (sacudidas), comprendidas entre 5,9 y 6,3, existiendo más de 100.000
fallecidos y 3 millones de damnificados. Se debe añadir que Haití tiene
aproximadamente 10 millones de habitantes y una superficie de 27.750 Km2
(cuarta parte del departamento de La Paz) existiendo un gran hacinamiento. En
la actualidad 208 soldados bolivianos (“cascos azules”), componentes de la ONU,
se hallan en Haití.
También no ha sido de extrañar que después del
terremoto de Haití se produjeron otros sismos en la Argentina, Chile y Bolivia,
cuyos orígenes son diferentes y se engendraron por la interacción de las placas
de Nazca y la Sudamericana.
Conclusiones y sugerencias:
Debido a la interacción de las placas tectónicas se producen los terremotos y
maremotos, debido a que dichas colisiones producen desprendimiento de energía.
Los efectos son más devastadores y notables, en las
zonas más pobres.
En nuestro planeta Tierra existen zonas más
susceptibles a los movimientos sísmicos, como son el “Cinturón de Fuego del
Pacífico” (que abarca desde Chile por toda la Cordillera de Los Andes, hasta
Alaska, Japón, Filipinas y el sudeste asiático), la zona del Caribe, la del Mar
Mediterráneo, Turquía, etc.
Debido a la destrucción casi total de la capital
haitiana, Puerto Príncipe, se debe reconstruir dicha ciudad con edificaciones
antisísmicas, técnica en la que los japoneses son expertos, dichas
edificaciones deben localizarse lejos de las costas para prevenir la acción de
los maremotos.
lanchamon@outlook.es
www.ensayosedgarruiz.blogspot.com
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