Artículo Nº 92 de
nuestro Primer Libro
Escrito el año 2.010.
Ruiz Botello Edgar.
“Medicamentos caducados”. Artículo en el matutino “El Diario” del 1 de marzo de
2.010. Página 3 del primer cuerpo. La Paz-Bolivia-Sudamérica.
Medicamentos
caducados
Autor: Dr. Edgar Ruiz Botello.
Médico Cirujano, Egresado de Ingeniería Agronómica. Ex
Catedrático de la carrera de Ingeniería Industrial de la UMSA. Ex Consultor de
Naciones Unidas. Investigador, Analista, Columnista y
Escritor.
Edición y revisión: Egresado de Psicología William
Marcelo Ruiz Botello y Egresado de Derecho Marwin Eduardo Ruiz Botello.
Hace algunos meses
atrás, la prensa nacional informó que se habían incautado alrededor de 60
toneladas (60.000 kilos) de medicamentos, que habían ingresado a Bolivia, vía
contrabando, con fecha de expiración caducada, algunos de estos medicamentos
inclusive, habían sido hallados en algunas farmacias y estaban listos para su
respectiva venta y al final fueron retirados de circulación.
Sabemos muy bien,
que todo medicamento tiene una fecha de expiración y existe gran probabilidad
de que los compuestos bioquímicos de cada medicamento, pasada dicha fecha de
expiración, empiecen a descomponerse, formando otros compuestos, lo cual es más
favorecido, cuando los fármacos son almacenados en condiciones no aptas de
temperatura, humedad y luz.
Así por ejemplo, al
descomponerse una cápsula de 500 miligramos de amoxicilina (antibiótico), al
final solo se tendrán menos cantidad del “principio activo” y al ser ingerido
el medicamento antedicho por un paciente, tendrá un efecto menor y los
microorganismos ya no serán afectados de manera que su reproducción continuará,
existiendo de esta manera una resistencia a la amoxicilina; por consiguiente la
infección avanzará, siendo posteriormente el control de esta infección más
difícil y costosa. En definitiva, el paciente para su curación, precisará de la
utilización de otros medicamentos llamados de última generación, los cuales
serán más costosos y de difícil adquisición.
En muchos casos, al
no ser detectada la falta de eficiencia del medicamento (enmascaramiento),
seguramente se explicará el avance de la infección, como una “mala prescripción
médica”, que probablemente podría derivar, en forma fácil, para el parecer de
algún jurista, quien gritará a los cuatro vientos “mala práctica médica”; pero
para un “detective” acucioso, con conocimientos básicos de farmacología, este
“fallo preliminar”, será fácilmente rebatido y en definitiva otro será el
culpable, en este caso un medicamento expirado o caducado, detrás del cual se
hallará un comerciante inescrupuloso e irresponsable. Y lo más interesante del
caso es que, no aparecen por ningún lado, los diferentes juristas para tomar
medidas contra los comerciantes inescrupulosos, donde existirían “víctimas
múltiples”, quienes podrían haber consumido los medicamentos expirados.
Se debe recalcar,
que algunos de los casos médicos, inclusive podrían derivar en el fallecimiento
del paciente, pero no sin antes librarse de una larga agonía intrahospitalaria.
Así pues el uso de un medicamento expirado podría dar lugar a un fenómeno
multiplicador de consecuencias impredecibles.
De esta manera,
llegamos a la conclusión de que la fecha de caducidad debe ser importante y la
más correcta. Claro que para esto los medicamentos deberán también tener la
fecha de expiración en forma clara en cada medicamento, si es posible en alto o
bajo relieve para que su falsificación sea más difícil.
Por otro lado, si
revisamos los medicamentos de una determinada farmacia, podemos observar que
existen diferentes marcas de medicamentos, hallándose fármacos de fabricación
boliviana y extranjera. En consecuencia, cuando como compradores de los
diferentes medicamentos, tengamos que adquirir fármacos, deberemos tomar todas
las precauciones del caso. Así pues deberemos acudir a una farmacia de nuestra
absoluta confianza y proceder con la compra de medicamentos de “marcas
conocidas” y de nuestra absoluta preferencia (mejor si son nacionales) y no de
marcas de dudosa procedencia. En muchos de los casos nuestra vida y la de
nuestros familiares dependerán de estas prácticas tan simples, sin embargo muy
trascendentales.
Además, ni que
hablar de los fármacos que hasta hace un tiempo atrás se vendían en plena
calle, como si se tratasen de golosinas.
Finalmente, se deberá
exigir que las diferentes fábricas, importadoras y farmacias, cuenten con la
actividad profesional responsable de los bioquímicos, quienes emplacen de la
mejor manera posible, especialmente a “algunos” de los llamados “empresarios de
los medicamentos”.
Es decir, se puede
jugar con todo, menos con la salud de la población, ya que la salud es vida.
Todo lo expuesto
anteriormente, depende de la idoneidad, honestidad, seriedad y responsabilidad
de las farmacias y de las autoridades de control pertinentes.
lanchamon@outlook.es
www.ensayosedgarruiz.blogspot.com
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