sábado, 2 de septiembre de 2017

Artículo Nº 92 de nuestro Primer Libro

Escrito el año 2.010. 

Ruiz Botello Edgar. “Medicamentos caducados”. Artículo en el matutino “El Diario” del 1 de marzo de 2.010. Página 3 del primer cuerpo. La Paz-Bolivia-Sudamérica.

Medicamentos caducados

Autor: Dr. Edgar Ruiz Botello.
Médico Cirujano, Egresado de Ingeniería Agronómica. Ex Catedrático de la carrera de Ingeniería Industrial de la UMSA. Ex Consultor de Naciones Unidas. Investigador, Analista, Columnista y Escritor.
Edición y revisión: Egresado de Psicología William Marcelo Ruiz Botello y Egresado de Derecho Marwin Eduardo Ruiz Botello.

Hace algunos meses atrás, la prensa nacional informó que se habían incautado alrededor de 60 toneladas (60.000 kilos) de medicamentos, que habían ingresado a Bolivia, vía contrabando, con fecha de expiración caducada, algunos de estos medicamentos inclusive, habían sido hallados en algunas farmacias y estaban listos para su respectiva venta y al final fueron retirados de circulación.
Sabemos muy bien, que todo medicamento tiene una fecha de expiración y existe gran probabilidad de que los compuestos bioquímicos de cada medicamento, pasada dicha fecha de expiración, empiecen a descomponerse, formando otros compuestos, lo cual es más favorecido, cuando los fármacos son almacenados en condiciones no aptas de temperatura, humedad y luz.
Así por ejemplo, al descomponerse una cápsula de 500 miligramos de amoxicilina (antibiótico), al final solo se tendrán menos cantidad del “principio activo” y al ser ingerido el medicamento antedicho por un paciente, tendrá un efecto menor y los microorganismos ya no serán afectados de manera que su reproducción continuará, existiendo de esta manera una resistencia a la amoxicilina; por consiguiente la infección avanzará, siendo posteriormente el control de esta infección más difícil y costosa. En definitiva, el paciente para su curación, precisará de la utilización de otros medicamentos llamados de última generación, los cuales serán más costosos y de difícil adquisición.
En muchos casos, al no ser detectada la falta de eficiencia del medicamento (enmascaramiento), seguramente se explicará el avance de la infección, como una “mala prescripción médica”, que probablemente podría derivar, en forma fácil, para el parecer de algún jurista, quien gritará a los cuatro vientos “mala práctica médica”; pero para un “detective” acucioso, con conocimientos básicos de farmacología, este “fallo preliminar”, será fácilmente rebatido y en definitiva otro será el culpable, en este caso un medicamento expirado o caducado, detrás del cual se hallará un comerciante inescrupuloso e irresponsable. Y lo más interesante del caso es que, no aparecen por ningún lado, los diferentes juristas para tomar medidas contra los comerciantes inescrupulosos, donde existirían “víctimas múltiples”, quienes podrían haber consumido los medicamentos expirados. 
Se debe recalcar, que algunos de los casos médicos, inclusive podrían derivar en el fallecimiento del paciente, pero no sin antes librarse de una larga agonía intrahospitalaria. Así pues el uso de un medicamento expirado podría dar lugar a un fenómeno multiplicador de consecuencias impredecibles.
De esta manera, llegamos a la conclusión de que la fecha de caducidad debe ser importante y la más correcta. Claro que para esto los medicamentos deberán también tener la fecha de expiración en forma clara en cada medicamento, si es posible en alto o bajo relieve para que su falsificación sea más difícil.
Por otro lado, si revisamos los medicamentos de una determinada farmacia, podemos observar que existen diferentes marcas de medicamentos, hallándose fármacos de fabricación boliviana y extranjera. En consecuencia, cuando como compradores de los diferentes medicamentos, tengamos que adquirir fármacos, deberemos tomar todas las precauciones del caso. Así pues deberemos acudir a una farmacia de nuestra absoluta confianza y proceder con la compra de medicamentos de “marcas conocidas” y de nuestra absoluta preferencia (mejor si son nacionales) y no de marcas de dudosa procedencia. En muchos de los casos nuestra vida y la de nuestros familiares dependerán de estas prácticas tan simples, sin embargo muy trascendentales.
Además, ni que hablar de los fármacos que hasta hace un tiempo atrás se vendían en plena calle, como si se tratasen de golosinas.
Finalmente, se deberá exigir que las diferentes fábricas, importadoras y farmacias, cuenten con la actividad profesional responsable de los bioquímicos, quienes emplacen de la mejor manera posible, especialmente a “algunos” de los llamados “empresarios de los medicamentos”.
Es decir, se puede jugar con todo, menos con la salud de la población, ya que la salud es vida.
Todo lo expuesto anteriormente, depende de la idoneidad, honestidad, seriedad y responsabilidad de las farmacias y de las autoridades de control pertinentes.
lanchamon@outlook.es
www.ensayosedgarruiz.blogspot.com


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