sábado, 12 de agosto de 2017

Artículo Nº 11 de nuestro Primer Libro

Escrito el año 2.007.

Ruiz Bonilla y Edgar y Ruiz Botello Edgar. “Tipuani, la arteria dorada” (parte II). Artículo en el matutino “El Diario” del 13 de marzo de 2.007. Página 2 del primer cuerpo. La Paz-Bolivia-Sudamérica.

Tipuani, la arteria dorada

Autores: Ing. Geólogo Edgar Ruiz Bonilla y Dr. Edgar Ruiz Botello.
Edición y revisión: Egresado de Psicología William Marcelo Ruiz Botello y Egresado de Derecho Marwin Eduardo Ruiz Botello.

En Tipuani la explotación de las terrazas auríferas se realizaba de la siguiente manera: aprovechando la pendiente, se conducía el agua mediante acequias hasta un estanque, de manera que dicha cantidad de líquido elemento se dirigía hasta el material aurífero de las terrazas, el mismo que previamente había sido removido manualmente o ablandado mediante disparos de dinamita. El material era arrastrado por el agua a una canaleta empedrada (“tojlla”), de manera que el preciado metal quedaba retenido entre las mismas, siendo posteriormente concentrado el oro en bateas. Este método (“tajos”) era utilizado sobre todo en la época de lluvias por la abundancia de agua y como consecuencia fatal contaminada el río Tipuani.
La explotación aurífera en el material aluvial (playas) en un principio se realizaba mediante “cuadros” (perforaciones verticales), hasta llegar al “bed rock” (plan de peña) o al “falso bed rock” (plan de Cangallí), donde se presentaba un venero basal. Los cuadros eran enmaderados. Las secciones útiles de los cuadros eran de 2 por 1,80 metros, debiendo excavarse 2,30 por 2,10 metros. Una vez que se llegaba al “bed rock” se avanzaba un metro de profundidad más con el fin de formar una cavidad (“tazón”) destinada al desagüe y así posteriormente el agua era bombeada hacia el exterior mediante 2 a 4 bombas de 3 pulgadas, ya que existía una chorrera constante. Posteriormente una vez que se llegaba al piso, lo que los mineros llamaban “comunicar”, se seguía socavones en dirección al río o hacia la playa. Estos socavones tenían un metro de altura y un ancho de dos metros. La longitud de los socavones era hasta de unos 30 metros. Conforme se avanzaba, se iba enmaderando (“callapeando”) para evitar los derrumbes. A veces ingresaba el “gran capitan” (riada).
Los mineros encargados del enmaderado se llamaban “matapalos”. Los trabajadores encargados del avance eran los “barreteros”; la carga removida por ellos era paleada a unas carretillas hasta la base del cuadro y desde ahí en baldes con winches (y poleas) era transportado hasta la superficie, donde el preciado metal amarillo era concentrado en un lavadero y, finalmente, el oro era reconcentrado en una batea o “chua”. El oro así obtenido era vendido al Banco Minero o a particulares, cuyo aporte era repartido entre los cooperativistas.
Fuera del trabajo de interior mina, existían personas, sobre todo niños y mujeres, dedicados a la “barranquilla” o sea el lavado de desmontes.
En los años 80 y 90 del siglo pasado, los cooperativistas trabajaron en una forma más mecanizada, la carga era removida mediante tractores que también abrían una fosa. Posteriormente se utilizaban palas retroexcavadoras; el material era transportado mediante volquetas hasta las cribas o “lavadores” construidos sobre fundaciones de concreto. De este modo se obtenía el metal mediante canaletas al final de la criba para su posterior comercialización.
Actualmente la explotación aurífera se reduce y se realiza en el “cauce antiguo”, el mismo que ha sido explorado en varias partes y explotado con gran éxito por la Compañía Aramayo y las cooperativas Molleterío y Piscini-Morapampa en las regiones homónimas. Es decir que esta exploración consiste en hallar el “cauce anterior” del río Tipuani, labor muy difícil por el tectonismo presente en la zona y la carencia de grandes inversiones. Lo mismo ocurre en uno de los ríos cercanos a la zona como es el  río Challana.
Todas estas explotaciones de este placer aurífero muy rico, concentrado en una pequeña zona, trajo como consecuencia la contaminación del río Tipuani, dejando para hoy desmontes, bellas historias, leyendas, fallecimientos, recuerdos de aventuras, derroches, diversiones, tristezas y comerciantes enriquecidos.
“¿Quién entiende al hombre?, el cual con gran esfuerzo, retira el oro de las profundidades de la Tierra, no lo llega a utilizar en forma directa y posteriormente lo deposita en forma de lingotes, en las bóvedas subterráneas de los bancos, también en lo profundo de la Tierra”.
lanchamon@outlook.es
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