Artículo Nº 11 de nuestro Primer Libro
Escrito
el año 2.007.
Ruiz Bonilla y Edgar y Ruiz Botello Edgar. “Tipuani,
la arteria dorada” (parte II). Artículo en el matutino “El Diario” del 13 de
marzo de 2.007. Página 2 del primer cuerpo. La Paz-Bolivia-Sudamérica.
Tipuani, la arteria dorada
Autores: Ing. Geólogo Edgar Ruiz Bonilla y Dr. Edgar
Ruiz Botello.
Edición y revisión: Egresado de Psicología William
Marcelo Ruiz Botello y Egresado de Derecho Marwin Eduardo Ruiz Botello.
En Tipuani la
explotación de las terrazas auríferas se realizaba de la siguiente manera:
aprovechando la pendiente, se conducía el agua mediante acequias hasta un
estanque, de manera que dicha cantidad de líquido elemento se dirigía hasta el
material aurífero de las terrazas, el mismo que previamente había sido removido
manualmente o ablandado mediante disparos de dinamita. El material era
arrastrado por el agua a una canaleta empedrada (“tojlla”), de manera que el
preciado metal quedaba retenido entre las mismas, siendo posteriormente
concentrado el oro en bateas. Este método (“tajos”) era utilizado sobre todo en
la época de lluvias por la abundancia de agua y como consecuencia fatal
contaminada el río Tipuani.
La explotación
aurífera en el material aluvial (playas) en un principio se realizaba mediante
“cuadros” (perforaciones verticales), hasta llegar al “bed rock” (plan de peña)
o al “falso bed rock” (plan de Cangallí), donde se presentaba un venero basal.
Los cuadros eran enmaderados. Las secciones útiles de los cuadros eran de 2 por
1,80 metros, debiendo excavarse 2,30 por 2,10 metros. Una vez que se llegaba al
“bed rock” se avanzaba un metro de profundidad más con el fin de formar una
cavidad (“tazón”) destinada al desagüe y así posteriormente el agua era
bombeada hacia el exterior mediante 2 a 4 bombas de 3 pulgadas, ya que existía
una chorrera constante. Posteriormente una vez que se llegaba al piso, lo que
los mineros llamaban “comunicar”, se seguía socavones en dirección al río o
hacia la playa. Estos socavones tenían un metro de altura y un ancho de dos
metros. La longitud de los socavones era hasta de unos 30 metros. Conforme se
avanzaba, se iba enmaderando (“callapeando”) para evitar los derrumbes. A veces
ingresaba el “gran capitan” (riada).
Los mineros encargados del enmaderado se llamaban “matapalos”. Los
trabajadores encargados del avance eran los “barreteros”; la carga removida por
ellos era paleada a unas carretillas hasta la base del cuadro y desde ahí en
baldes con winches (y poleas) era transportado hasta la superficie, donde el
preciado metal amarillo era concentrado en un lavadero y, finalmente, el oro
era reconcentrado en una batea o “chua”. El oro así obtenido era vendido al
Banco Minero o a particulares, cuyo aporte era repartido entre los
cooperativistas.
Fuera del trabajo de interior mina, existían personas, sobre todo niños
y mujeres, dedicados a la “barranquilla” o sea el lavado de desmontes.
En los años 80 y 90 del siglo pasado, los cooperativistas trabajaron en
una forma más mecanizada, la carga era removida mediante tractores que también
abrían una fosa. Posteriormente se utilizaban palas retroexcavadoras; el
material era transportado mediante volquetas hasta las cribas o “lavadores”
construidos sobre fundaciones de concreto. De este modo se obtenía el metal
mediante canaletas al final de la criba para su posterior comercialización.
Actualmente la explotación aurífera se reduce y se realiza en el “cauce
antiguo”, el mismo que ha sido explorado en varias partes y explotado con gran
éxito por la Compañía Aramayo y las cooperativas Molleterío y Piscini-Morapampa
en las regiones homónimas. Es decir que esta exploración consiste en hallar el
“cauce anterior” del río Tipuani, labor muy difícil por el tectonismo presente
en la zona y la carencia de grandes inversiones. Lo mismo ocurre en uno de los
ríos cercanos a la zona como es el río
Challana.
Todas estas explotaciones de este placer aurífero muy rico, concentrado
en una pequeña zona, trajo como consecuencia la contaminación del río Tipuani,
dejando para hoy desmontes, bellas historias, leyendas, fallecimientos, recuerdos
de aventuras, derroches, diversiones, tristezas y comerciantes enriquecidos.
“¿Quién entiende al hombre?, el cual con gran esfuerzo, retira el oro
de las profundidades de la Tierra, no lo llega a utilizar en forma directa y
posteriormente lo deposita en forma de lingotes, en las bóvedas subterráneas de
los bancos, también en lo profundo de la Tierra”.
lanchamon@outlook.es
www.ensayosedgarruiz.blogspot.com
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